EL GUGGENHEIM DE NUEVA YORK

31/03/2023

ARQUITECTURA

Elegir el mejor edificio de New York no es fácil, han tantos y de tanto bonos... Pero uno de los más interesantes es el Guggenheim de Frank Lloyd Wright

Cuando Wright recibe el encargo para hacer la Moderno Gallery  al 1943 de Solomon R. Guggenheim y la baronesa Hilla Rebay, la propuesta es hacer un templo a la “pintura no-objetiva”, para acercar al gran público a estos tipos de obras de arte.

Años antes, Wright ya había conseguido que el edificio de la Johnson Wax de Wisconsin fuera considerado como un “templo del trabajo”, una de sus obras más importantes.

Así pues diseñar el Guggenheim como un templo por el arte abstracto comportaría también la utilización de la luz natural, de igual manera que la luz es importante en las catedrales góticas.

La utilización de un tragaluz central, con un despiece parecido a un rosetón no es casual, incluso aunque esta tenga bastante parecido a la de los Museos Vaticanos, evidente fuente de inspiración.

La rampa helicoidal del Guggenheim está formada por una superficie generada entre 2 directrices curvas, la formada por la intersección de la espiral interior de un cono con un vértice en la parte superior y la espiral exterior de un cono invertido. Así pues esta alegoría es una clara alusión a las obras que se exponen, eminentemente geométricas.

Wright era un amante de la arquitectura china y también persa, así que no perdió la oportunidad de proyectar un zigurat invertido o como él en día un “tarugiz”, construcciones con formas geométricas por excelencia.

Wright utiliza el hormigón armado como material modelable que permite resolver organtizar una arquitectura más orgánica. La utilización de este material en el voladiu de la rampa continúa, permite extender la arquitectura hacia su entorno, sin pilares.

De igual manera que en la casa Fallingwater los voladius de hormigón armado, sin pilares, permiten mezclar natura con arquitectura en perfecta conjunción, en el Guggenheim la mezcla será entre el arte y la arquitectura, con el observador como protagonista.

No se puede hablar del Guggenheim sin habla del ingeniero Polivka quién fue quién dio contenido técnico a las intuiciones proyectuales de Wright, generando un volumen exterior para contrapesar la rampa autoportante, definiendo la imagen exterior que del museo tenemos y planteando una barandilla maciza -también estructural- por rigiditzar el voladiu, como las alas de los aviones hoy en día, con las puntas dobladas.

Y como consigue el espectador disfrutar del espacio y del arte?. Pues a través de una rampa, que sencillamente permite mediante la ley de la gravedad y su pendiente continúa, seguir un recorrido descendente, cómodo, dinámico, con varios puntos de vista a corto, medio y largo plazo, en movimiento, facilitando varios puntos de vista del arte que se expone.

Estamos pues ante un edificio que se diseña desde el punto de vista del espectador, no del autor o de la obra de arte como otros museos, para que este disfrute de varias visiones con facilidad.

Así pues, ya lo sabéis, si un día vais al Guggenheim este se visita de arriba a bajo, siempre.